jueves, 13 de noviembre de 2014

En Colombia: La guerra de las basuras...por el papel, el vidrio, el cartón, el aluminio....


Colombia  vive en los estrados judiciales una batalla feroz por el mercado de las basuras. Ha empezado por Bogotá, la capital. Es un mercado de 9000 millones de pesos mensuales, cerca de cuatro millones de dólares. En el gigantesco negocio participan consorcios y se cruzan intereses abiertos y ocultos, en las áreas económica y política. Recolectores de papel, vidrio y cartón sentaron su protesta porque de imponerse los consorcios ellos piensan que serán sacados del mercado.

Gustavo Petro, lider de la izquierda, alcanzó la Alcaldía de Bogotá por la vía electoral, y desde el primer momento se propuso cambiar el esquema de recolección y transporte de basuras. Fue una movida fuerte, con una reacción de igual proporción. Petro modificó, no renovó los contratos con las empresas. Creó un nuevo ordenamiento, orientado a la reducción de tarifas y enfocado en también en la participación de los recicladores, una población tradicionalmente marginada. La visión del alcalde tuvo su columna en que "los basuriegos" se incluyeran en el negocio, como lo sentenció la Corte Constitucional. Esa participación se enfocó en que ellos podían percibir un ingreso, vía tarifa a usuarios, por la recolección. Eso implicó también un modelo de estatización. El alcalde Petro y su equipo rediseñaron el sistema en el que una empresa pública, Aguas Bogotá, se encargaría de la recolección de basuras.
Gustavo Petro Alcalde de Bogotá D.C

Ya por fuera del mercado, los consorcios respondieron. El procurador Alejandro Ordóñez, abrió investigación disciplinaria y ordenó la destitución del alcalde por falta gravísima e inhabilidad de diez y seis años. En la práctica eso implicaba destruir la carrera política del exmilitante de la guerrilla. Petro desde que llegó al Congreso de Colombia, superando los estigmas de "tiene las manos manchadas de sangre", denunció al paramilitarismo. Se enfrentó además en manera abierta a carteles de la contratación. Con su futuro en juego y vez destituido de la alcaldía de Bogotá, Petro, inicia su propia batalla, acude a organismos internaciones y logra medidas cautelares, esto era una especie de salvaguarda ante su salida inminente. Logra también que mediente un fallo de tutela, lo que en otros paises se conoce como derecho de amparo, se interrumpiera el fallo del Procurador Ordoñez.


La guerra grande... cuarenta millones de dólares de multa


Frente a la  Procuraduría General de la Nación,  marcharon los
recicladores...
Los teóricos del libre mercado y de la libre competencia, también enfilaron por la vía de la Superintendencia de Industria y Comercio. Para entonces los recicladores ya participaban de una parte de la torta, representada en tres mil millones de pesos, lo que beneficia a una población cercana a veinte mil recolectores. Los usuarios del servicio vieron disminuidas sus tarifas por recolección.

El escenario para los consorcios no sería el mismo sin embargo el negocio de recolección era defendible
Quienes obtienen su ingreso por la recuperación de
materiales salieron a pronunciarse
y las posibilidades juridicas de restablecerlo siguieron intactas. Por violar la libre competencia la Superintendendncia de Industria y Comercio mediante resolución 53788 multó a Bogotá con 80 mil millones de pesos y a Gustavo Petro con cuatrocientos millones de pesos. Aun queda recusos por interponer. El desenlace de esta enorme confrontación está por definirse.

Con pitos, y música, los recuperadores se hicieron escuchar
Ayer miércoles 12 de noviembre, miles de recicladores marcharon, en protesta por la resolución que significa el desmonte de un proceso que ha representado la dignificación en su trabajo. Lo hicieron con pitos, con tarros de pintura que hicieron las veces de tambores. Dejaron sus puestos, se preguntaban en sus pancartas de cartón y: "¿de quien son las basuras?". Las puertas de Superintendencia de Industria y Comercio y la de Produraduría General de la Nación estuvieron cerradas y bloqueado el acceso con Policia y Ejército. Tres mil personas se dieron cita con ritmo y música, nadie llevó la palabra solo el estribillo de los pitos. En la calle sentada la mujer con su pancarta de cartón resumía la situación:la guerra que nos faltaba...la guerra de las basuras ....
La guerra que nos faltaba...

Texto y fotos: Nelson Sánchez A

Los maestros vidrieros

Tres generaciones de maestros vidrieros se cruzan en este taller ubicado al sur de Bogota. Ellos reciclan toneladas de vidrio para dar formas a jarras, vasos, y lamparas. Desde las seis de la mañana, los  hombres inflan el vidrio incandescente. Más abajo en la Calle 7S # 5 -12, unos estantes se llenan con sus formas de fantasías utilitarias. Cómo vive la herencia de los vidrieros de Murano. De diferentes maneras generan trabajo para sesenta y seis personas.

Encontramos una flor de vidrio rojo. Nos explican que es el más caro y que casi no se consigue por lo costoso de los materiales. Encontramos copas y hebras de vidrio azul. Las lámparas opalizadas,

Deivin Pachón relata la historia de su abuelo, maestro vidriero y de su padre, cuando en 1984 iniciaron con apoyo de Artesanias de Colombia e IFI, Instituto de Fomento Industrial, la que sería una empresa de generaciones. La fábrica que prosperó durante seis años. El abuelo, llegó a la capital por fuerza de la violencia bipartidista y aprendió el oficio que transmitió a su hijo.

"Ellos se iban a los pueblos a vender floreros, luego compraron este lote donde estamos"


Aquí son los clientes las fuentes creativas que marcan las pautas de los diseños. ellos traen sus ideas, explica Devin.
De esos estantes repletos de mercancia, sale producto para Bélgica, Holanda, Estados Unidos, Ecuador. El asomo de hermosuras formas simples, las ánforas, las jarras y garrafas, los frasquitos azules,  embelesa a los turistas, que están redescubriendo en Suramérica lo que sus antepasados europeos enseñaron.

Alejandro Pachón, es el patriarca, el capataz de la comarca. Menudo de estatura, el sabio con otros sabios. Ellos hablan de los puntos de templado, de las coladas y de la resistencia térmica; de sus secretos, de sus dificultades para conseguir los materiales que son sometidas a  estrictos controles, porque son controlados porque también son empleadas por los fabricantes de narcóticos.  Son ellos los maestros vidrieros quienes dan honra y gloría a un oficio que parece eterno...

Texto: Nelson Sánchez A

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Museo del Vidrio

En lo  que fue una hacienda funciona el museo del vidrio en Bogotá. Una memorabilia en donde se encuentra un cáliz barroco y, una pieza medieval renacentista, se halla ushabti, murciélago, protector egipcio hallado en una tumba, un  amuleto del siglo IX  al III AC, originario de necrópolis  púnica de Cartago , entre otras maravillas. . .
A la izquierda cáliz barroco

Es un paseo evocador por el vidrio de Tamerlán, por los artistas vidrieros de Colombia, un salto a las lámparas de las mezquitas, un recorrer por los vericuetos  de Murano, o una fuga con los vidrieros que no podían salir de una isla, por cuanto el vidrio era el secreto mejor guardado.

En el barrio La María,  un grupo se dio a la tarea de crear el museo. En él participaron los dueños de la edificación, que evitaron la demolición mediante la declaratoria de como Patrimonio Cultural. Es un museo surgido de las entradas del querer y  luego del hacer...y del hacer sin recursos.

Fernando Pérez, el director, es artista vidriero. Su iniciativa partió del museo imaginado. En el principio apareció en internet, hasta llegar al espacio físico, la casa embellecida por el proceso. En el museo se vive el vidrio como inmersión en la historia, Fernando Pérez cuenta que en este sector se  fundó el primer horno en el siglo XIX, que daría píe a la primera fábrica de vidrio en Bogotá.


Allí exponen  artistas vidrieros que encontraron en ese espacio, una forma de comunidad. También ha sido el sitio de geniales desconocidos que llegan de Europa y de Estados Unidos  a compartir su conocimiento.
 El museo tiene como referencia las normas de ICOM,"somos respetuosos de los tratados de museología" Explica el fundador.

En frente queda un colegio. Unos niños  vienen de allá a visitar al dragón rojo...




domingo, 9 de noviembre de 2014

Vidrio Eterno


En cada estante de cristalería puede existir la labor de un grupo marginado, que participó en la recuperación de 109.6 millones de kilos de vidrio, en las calles. En 2013 la compañía OI Peldar, Colombia, compró 21600 millones de pesos a la cadena de reciclaje. Recolectores, transportadores, dueños de inmuebles y compradores se beneficiaron en esta actividad.

OI Peldar absorbe el 90 por ciento de la recuperación de vidrio el país suramericano. En cuatro plantas ubicadas en Envigado, Cogua, Buga y Soacha, se genera 700 puestos de trabajo. En las fábricas a temperatura de 1500 grados celsius, se produce la reconversión del vidrio.

El vidrio es también arte y diseño. Uno de los envases elaborados en la planta OI Peldar Soacha, fue galardonado en 2013 por Instituto de Envases de Vidrio (Glass Packaging Institute). Fue la presentación en vidrio colombiano de una botella para licor, un envase soberbio, que comunica elegancia y poder. El vidrio tiene un carácter de eternidad no sólo por estar ligado a la historia de la humanidad. Se puede reciclar sin que pierda sus propiedades. Igual que con el oro, que aún existe todo el que se ha extraido a lo largo de la historia; con el vidrio, si lo queremos, podemos fundirlo y mantendrá sus propiedades intactas. No hay límite en la cantidad de veces que puede ser reprocesado.

A los hornos llegan casco, o vidrio reciclado; arena, soda, caliza, fedelpasto; que luego de la fundición
permiten obtener el producto limpio y cristalino. De allí ha de salir el envase de perfumería, o la botella delineada en la que se envasará el wiskie añejo con el escudo en relieve de la marca.

El hombre que maneja la volqueta en planta, hace varios viajes con arena, también recoge seis toneladas de vidrio ámbar en una bodega. Este materíal puede convertirse en envase para cerveza. El conductor puede volver para llevar otras toneladas de lana de vidrio

La reutilización del vidrio conlleva prácticas de compromiso social. En caso de OI Peldar, redunda en 24400 becas y aportes a Fundación Dividendo Colombia que favorece a 5500 niños en programa de lecto escritura y que en tres años años cubrió, en total, a 24,850 estudiantes en edad escolar.

La compra de 80,7 millones de kilos a las cadenas de recicladores, por parte de OI Peldar, unida a la alianza sector privado gobierno para la dignificación de los recolectores, es un avance fundamental en la inclusión social.


Responsabilidad ambiental




Colombia es productor de vidrios plano grabado,liso, para alumbrado, templado, y lana de vidrio. Es también, un pais con una población de cuarenta y ocho millones de habitantes consumidores de energía eléctrica.

La bombillería ha planteado desafíos ambientales. Sobre el particular Havells Sylvania diseñó un programa para asegurar que la disposición final de lámparas se ajuste a normas ambientales. Los clientes que se suman a la campaña MIL, emprendida por la transnacional, reciben certificación ceñida a la normatividad de Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible. Son las empresas las que asumen el pago del envío del material en desuso. Es así que a la planta Sylvania Colombia llegan procedentes de diferentes puntos de la ciudad los tubos empacados en cajas.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Cuando Edgar entró a comer cazuela de mariscos...





Historias de reciclaje en Colombia
Edgar Judex
   Aprendió de sus hijos el reciclaje. Edgar Judex, tenía 32 años cuando quedó sin empleo.

Escoge la noche, por la ruta a Fontibón. Nunca sabe si encontrará material. No tiene convenio con edificios ni conjuntos residenciales. Tiene una cicatriz en la rodilla como consecuencia de un accidente. Transita por la calle trece la vía por donde ingresa las importaciones a la capital de Colombia. Su noche transcurre entre tractomulas y otros vehículos pesados que pasan atemorizantes junto a su carro de madera. Las ocho ruedas que pasan cerca a él, producen una corriente de succión, que amenaza con tragárselo. Esta ruta es infame: no tiene aceras, ni puentes peatonales.

Sale a recorrer con su hijo Junior Judex, forma parte de acuerdos de corresponsabilidad. El reciclaje del vidrio tiene sus inconvenientes, lo pagan más barato que el papel. En ocasiones es demasiado peso por menos dinero. Entonces deja aparte las botellas, que pueden comprar como tal y que se pueden reutilizar. Las botellas vineras, las de aguardiente y las de bebidas gaseosas. Está pendiente de ir al autódromo de Tocancipá a esperar la botella con la que chorrea desde el podium el piloto ganador:"por una de esas me dan tres mil pesos, usted dirá que es poca plata; pero para mí es un tesoro".

Ha tenido tres accidentes. Muestra la rotura de su rodilla. En su segundo caso recuerda que un camión pasó por encima. Se salvó porque las llantas rodaron sobre su carro y Edgar Judex con el impacto terminó debajo protegido por su propia carcaza mientras el estruendo pasaba por encima. "No podía reclamar, lo que dijeron fue: ese es un desechable y la policía ni prestó atención".

"En este trabajo, soportamos primero la discriminación. No nos dejaban en ningún lado, la gente protestaba si entrábamos a un edificio, aunque en muchas partes sigue siendo así. Pero cómo es que van a dejar entrar a un indigente, después nos roba, decían. Luego de tanto vernos las caras se familiarizan con uno. Al organizarme llegué con uniforme, de esa forma, ya era un referente ambiental. Entonces la gente empezó a ablandar y a dejarme aparte las botellas, objetos de vidrio. A regalarme cosas. Vea, un día un señor me pidió que le ayudara a sacar una madera. Le dije:¡listo! le saco todo eso. Como no debía dejarla tirada en la calle, fuí y hablé en un asadero de carne. Descargué allá esa cantidad de palos. Era mucha leña, Dios mío. Entonces al final en el restaurante, como agradecimiento, me dieron tremenda porción bien adobada, dorada y con ají, un almuerzo completo. Siempre quise tener un televisor de 32 pulgadas, soñé con eso. Regresé a la casa del hombre al que le desocupé el sitio. Me dió una plata. Me dijo: llévese eso. Era un televisor pequeño. Señor muchas gracias, fue lo que contesté. Me despedí. Entonces me dijo: "Hey, hey,espere... ese también es suyo". Volteé a ver. Era una pantalla grande, tan grande que tocó sacarla entre cuatro. Lo encendí en casa... y funcionó, todavía lo tengo...es un Sony... ahora aspiro a uno de luz led, de los planos, sé que lo voy a conseguir".


Trabaja con Cooperativa Rafcol, una organización que cumple con normas organizativas y que agremia a trescientas personas. Edgar Judex cree que el paso más importante consistió en que se reconociera a los recicladores como trabajadores. Su jornada transcurre hasta las dos de la madrugada... sale con Marisela Vega, su compañera. Siente vergüenza porque a veces es ella quien carga y arrastra el carro. El tiene tres hernias discales. Entre ellos hablan sobre tanto tiempo que demoraron sin conocer las leyes que los favorecían... como también piensa en que una noche parado frente a un restaurante miró y se propuso a comer una cazuela de mariscos. Vio el precio y todos los dias comenzó a ahorrar... mil y dos mil pesos, "a veces me descuadraba...porque necesitaba algo y descompletaba... hasta que un día... miré los billetes: dí un salto y dije: ... mañana es el dia..." Fue su gloria en la Pescadería Pacífico... "Bienvenido señor..."



Texto: Nelson Sánchez A.

jueves, 6 de noviembre de 2014


La basura era el camino...





Silvio Ruiz, el reciclador...



El camino hacia la basura era el camino. Fue la idea que se formó desde que tenía cinco años. Vivía entonces en el barrio Galán que no era más que una calle sin pavimentar por donde pasaban camiones repletos de desperdicios. A doscientos metros la competencia por los valiosos elementos reutilizables, era en medio de buitres y de roedores. A los diez años estaba en segundo de primaria cuando, en otras condiciones, cualquiera de su edad iría en grado sexto. La basura era la ruta.
La palabra "reciclaje" la conoció a lo largo del tiempo. El asunto de "conciencia ambiental" lo asumió cuando tenía veinte años a sabiendas de que llegó a la labor de recolectar vidrios, papeles, cartones y aluminios por la desesperación del hambre y el clamor de la madre que no lograba empleo.
En el botadero, como se llamaba al sitio antes de que se construyera el relleno sanitario "existían codigos sociales". Se sometió a las jerarquías. Silvio Ruiz empezó en la última escala. Su comienzo fue río abajo recolectando sobrantes que venían con la avalancha de residuos. Escarbaba: aparecían vitrales, trozos de botellas que amontonaban y luego, subían para tirarlos en un costal que estaba dentro de una caneca.

Pagar por un sitio dentro de la basura


Al final del día, entre cuatro muchachos llenaban quince bultos de pedazos de ventanales, botellas y frascos de perfume. Los costales cortantes no representaban su paga, al contrario era lo que Silvio y otros, pagaban por que les permitieran un sitio en el botadero. Todo lo que allí se recolectara, desde una puntilla, pertenecía al dueño del puesto. El puesto era una banca de concreto y una casa de guadua. Las aguas contaminadas del caudal estaban privatizadas. Un hombre con una romana pesaba los materiales y cancelaba.
Silvio Ruiz, el niño, era un "barequero". El utilizaba un plato de mesa. Raspaba el suelo del río. Encontraba aldabas, hierros y pedazos de vidrio. Lo que obtuviera no tenía que dárselo a otro. Entre el agua se ahogaban botellas de licores especiales que podría vender a mejor precio, y en su búsqueda encontraba vidrios rotos que sumaban, de gramo en gramo, hasta formar kilos.
Con el primer alijo de su trabajo consiguió $500,que significaron el mercado que llevó a su casa. Tenía entonces siete años.

Líder de recicladores


En esta bodega en Bogotá, trabaja Silvio Rúiz, ahora como líder
de gremio de recicladores

Con el desarrollo de nuevas tecnologías se construiría, en Manizales, el relleno sanitario. En el nuevo depósito aquellos rebuscadores no tendrían cabida. Su respuesta fue organizar a diez y seis recicladores que puestos en la raya con los pies parados en los escombros de una ciudad de 500.000 habitantes, defendían su acceso al ingreso. "Levamos machetes...por si acaso". Se rebelaban. Respirando fragancia amoniacal organizaron una cooperativa, que les garantizara su derecho al trabajo.
Silvio Ruiz quien apenas aprendió a leer, se esmeró por estudiar. Llegó hasta quinto de primaria. Desarrolló la competencia de hablar como líder. Según sus palabras: "a la basura también llegan los libros". De esa manera comenzó su formación que dio vida a Gaiared.

Recorrió rellenos sanitarios, plazas de mercado y riberas de podredumbre en diferentes sitios de Colombia, buscando a recicladores convencido de que en su organización había una fuente de poder. El reciclaje en Colombia estaba proscrito a una de patria de parias, de infradignidad producida por ausencia de oportunidades. Con razones esta forma de vivir ha estado asociada al consumo de estupefacientes. "No he consumido nunca drogas. Eso lo debo a los valores que inculcó mi madre". Desde los cinco años metido entre la basura, Silvio Ruiz, es hoy el presidente de la Cooperativa que agrupa a 500 recicladores, que fueron la gente sin limpieza, personas mal miradas que estaban en uno de los trabajos indeseables.

.

Texto: Nelson Sánchez A.


Carmenza...princesa del carro esferado






Carmenza Mora
Pasó su infancia en un carro de balineras. Una vez quedó dormida y cayó contra el pavimento. Eran las diez de la noche. Se deslizó de un arrrume de cartones para reciclaje que hermana llevaba. Carmenza era la pasajera adorada, de tres años.Su hermana Concepción, la acomodada junto a lona de los vidrios color ámbar, blanco y verde. La niña era la princesa en ese vehículo hecho con tablas y rodamientos de segunda mano. Sin embargo la niña, siguió dormida.



Los carros esferados eran ingenios de madera aspera. Un eje controlaba la dirección. Se manejaba con un lazo que hacia las veces de manubrio. Hacían los giros que eran para los niños como ir en fórmula uno. El carro era el contenedor de la carga: Estos vehículos se incorporaron al paisaje urbano de la capital colombiana. Las ruedas de acero vetusto iban sobre el asfalto, sorteando en la via pública a los automóviles. Un pedazo de llanta era el freno, y el acelerador era el impulso con los pies. Igual que el logo del Mercedez Benz, los esferados tenían sus propias insignias, la cabeza de un muñeco o el escudo del equipo de futbol. La princesa tenía un cojín.
Carmenza Mora viajaba conociendo el mundo. Su hermana ponía una botella de plástico con su provisión de agua y una muda de ropa para el día. A los siete años, Carmencita aprendió a conseguir sus propias monedas cuando recogió las primeras botellas y los primeros kilos de cartón: "mamá nunca nos pedía, ni nos quitaba la plata".

Durante una marcha, con su hermana Concepción, ella le enseñó el
oficio de reciclar.
Empezó a formar de la mano de obra infantil en la población botellera. Su vida toda era ese trasto de ruedas que empujaba su mamá. En el carro esferado consiguió a su primer novio. sus tres hijos. Con botellas, cartón y papel los críó y los hizo universitarios. Entendió que podía sola y que podría sobrevivir sin hombre. Aceptó un nuevo embarazo. Carmenza es madre de Bryner Santiago de seis años. El ya sabe que las botellas son en plástico pet y también en vidrio. Sabe que su mamá clasifica los materiales. Que ella recibe el material en unas lonas grandes.

Es la tercera generación que hereda esa sabiduría y una forma de vivir transmitida en el mundo urbano.

Datos personales