Es un paseo evocador por el vidrio de Tamerlán, por los artistas vidrieros de Colombia, un salto a las lámparas de las mezquitas, un recorrer por los vericuetos de Murano, o una fuga con los vidrieros que no podían salir de una isla, por cuanto el vidrio era el secreto mejor guardado.
En el barrio La María, un grupo se dio a la tarea de crear el museo. En él participaron los dueños de la edificación, que evitaron la demolición mediante la declaratoria de como Patrimonio Cultural. Es un museo surgido de las entradas del querer y luego del hacer...y del hacer sin recursos.
Fernando Pérez, el director, es artista vidriero. Su iniciativa partió del museo imaginado. En el principio apareció en internet, hasta llegar al espacio físico, la casa embellecida por el proceso. En el museo se vive el vidrio como inmersión en la historia, Fernando Pérez cuenta que en este sector se fundó el primer horno en el siglo XIX, que daría píe a la primera fábrica de vidrio en Bogotá.
Fernando Pérez, el director, es artista vidriero. Su iniciativa partió del museo imaginado. En el principio apareció en internet, hasta llegar al espacio físico, la casa embellecida por el proceso. En el museo se vive el vidrio como inmersión en la historia, Fernando Pérez cuenta que en este sector se fundó el primer horno en el siglo XIX, que daría píe a la primera fábrica de vidrio en Bogotá.
Allí exponen artistas vidrieros que encontraron en ese espacio, una forma de comunidad. También ha sido el sitio de geniales desconocidos que llegan de Europa y de Estados Unidos a compartir su conocimiento.
El museo tiene como referencia las normas de ICOM,"somos respetuosos de los tratados de museología" Explica el fundador.
En frente queda un colegio. Unos niños vienen de allá a visitar al dragón rojo...
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